POR JENNIFER HOFFMAN
Cada herida deja una cicatriz física que es diferente en apariencia de tu piel normal. Es un recuerdo duradero de que allí hubo una vez un lugar roto donde ahora está sanado. Cada herida emocional también crea una cicatriz, una que es invisible en el mundo físico, pero muy real en la realidad emocional y energética.
Mientras que las cicatrices físicas ya no duelen, las cicatrices emocionales sí lo hacen y pueden ser o bien recuerdos duraderos de tu dolor o bien confirmaciones de tu sanación, crecimiento y transformación.
Después de sanar, bendice tus cicatrices para que su mensaje sea uno de reconocimiento positivo, amoroso de tu transición hacia la plenitud y de que tu sanación es verdaderamente completa.
Las cicatrices físicas son creadas por el cuerpo para reemplazar la piel que ha sido dañada y no se ven como la piel común. La herida ha cambiado para siempre la integridad del cuerpo y la cicatriz es un recordatorio de esa sanación que ocurrió allí. Lleva a la piel a la plenitud pero no creando un medioambiente libre de heridas.
Las cicatrices emocionales y energéticas son recordatorios similares de una herida que ha cambiado para siempre la integridad de la energía y de las emociones en una situación dada, y dentro del camino de tu vida, y también te recuerdan que aquí fue un lugar de sanación y confirman que la sanación ha ocurrido.
Las cicatrices retornan los cuerpos físicos, energéticos y emocionales a la totalidad pero no creando algo que te permita olvidar que la herida sucedió. En cambio, te recuerdan que una vez hubo allí una herida que ahora ha sanado, así que utilizas la energía de la herida como una fuente de información.
Sin la memoria de la herida, la cual fue creada por la cicatriz, sería fácil repetir lecciones una y otra vez porque no habría recordatorio de la lección. Con la cicatriz hay un recordatorio permanente de la sanación que ha sido lograda, y al bendecir la cicatriz integras las lecciones que ya no tienes que repetir.
La sanación y la plenitud no pueden ocurrir sin cicatrices porque necesitas recordatorios de tu viaje. Pero las cicatrices son una bendición, no un castigo, pues ellas confirman la plenitud y la integridad al no retrotraer a tu cuerpo físico, emocional y energético a tu condición previa a la herida.
Las heridas son confirmaciones de tu deseo de cumplimentar con la misión de tu alma y arriesgarte a ser lastimado; las cicatrices confirman que has sido herido pero que has sanado y ahora estás recuperado en nuevos niveles de comprensión.
Si intentas sanar evitando ser herido, nunca desearás arriesgarte hasta el fondo de ninguna lección porque todas tienen el potencial de lastimar.
Si miras a las cicatrices como confirmaciones de las heridas en lugar de sanaciones y retorno a la totalidad, las verás como un recordatorio del dolor y olvidarás que son una señal de tu plenitud y de nuevos niveles de integración.
Si miras a las cicatrices como confirmaciones de las heridas en lugar de sanaciones y retorno a la totalidad, las verás como un recordatorio del dolor y olvidarás que son una señal de tu plenitud y de nuevos niveles de integración.
Bendice tus heridas, todas ellas, porque representan pasos de tu viaje que tuviste el coraje de dar y la fortaleza de superar. Cada lección creará heridas, lugares en donde no fue fácil conseguir la maestría de tus lecciones, y cada herida tiene una cicatriz, la cual es el recordatorio final de las batallas que has ganado, y de los nuevos niveles de comprensión a los cuales llegaste victoriosamente.
Este es un mensaje canalizado del Arcángel Uriel.
Derechos de autor reservados © 2016 por Jennifer Hoffman. Pueden citar, traducir, reimprimir o referirse a este mensaje si mencionan el nombre de la autora e incluyen un vínculo de trabajo a: enlighteninglife.com
Las traducciones de los artículos de Jennifer Hoffman pueden ser descargados en archivo Word desde el sitio creado para ella en manantialcaduceo.com.ar
Traducción: Marcela Borean
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