En la antigüedad, cuando un profano deseaba entrar en una escuela de misterios, eran muchas las pruebas y los obstáculos que el neófito debía superar, para demostrar que era merecedor de ingresar en el camino del Conocimiento.
En la actualidad, tales pruebas ya no existen, lo que nos encontramos cuando nos introducimos en el camino de la espiritualidad, son multitud las escuelas, corrientes, asociaciónes, instituciones,, de toda índole y color, que nos ofrecen aquello que tanto buscamos o necesitamos, unos nos dicen una cosa, otros nos dicen otra más, y al final, la confusión, o el aprendizaje de conceptos, técnicas, rituales…, pero sin haber sido capaces de situarnos en nosotros mismos, y a partir de ahí, adentrarnos en nuestro Ser, que es el único camino capaz de facilitarnos lo que buscamos.
Cuenta una leyenda, que los dioses se reunieron para esconder la sabiduría, pues el ser humano se iba a degenerar y no era recomendable que la tuviera en sus manos pues solo se destruiría más rápido y lograría realizar daños muy grandes. Pero era necesario que estuviera al alcance de gentes preparadas para que hicieran buen uso de ella.
Se levantó el Dios de las aguas y dijo: “Escondamos la sabiduría en el fondo de un océano, en una caverna submarina y pongamos un monstruo marino a resguardarla, ahí nunca la encontrará”.
Uno de los Dioses se adelantó al futuro -dice la leyenda- y se encontró con la sorpresa de que el ser humano haría guerras en el fondo de los océanos, y que si la sabiduría estaba ahí, en qué manos iba a caer, no era pues buen lugar.
Se levantó -en la asamblea- el dios de la tierra y dijo: “Escondamos la sabiduría en las entrañas de la tierra, ahí nunca se le ocurrirá buscar”, nuevamente se adelantan al futuro y se dan cuenta que el ser humano haría perforaciones en todos lados, por codicia, buscando minerales, piedras preciosas, etc.
Y qué tipo de ser humano encontraría la sabiduría, tampoco era buen lugar.
Entonces habló el dios del aire y dijo: “Escondamos la sabiduría en la más alta montaña, donde jamás pie humano ha llegado”, se adelantan al futuro y ven que el ser humano por orgullo trataría de conquistar las más altas montañas, gente así tampoco era recomendable que la encontrara.
Hablaron de decenas de lugares, más ningún lugar era seguro, por fin uno dijo: “Escondamos la sabiduría dentro del mismo ser humano, ahí no la buscará, solo el que tenga puro y noble corazón se le ocurrirá buscarla en ese lugar”. Todos los dioses estuvieron de acuerdo, y desde entonces la sabiduría está ahí…”
La sabiduría o la verdad, no pertenece a ninguna escuela, ni institución, ni organización, está dentro de nosotros mismos, nadie va a entregarnos ese Conocimiento, nos pueden ayudar, mediante técnicas o simbolismos, a adentrarnos en nuestro verdadero Ser, pero nunca van a hacer nuestro trabajo útil por nosotros.
El Camino de la Iniciación, es un camino personal e íntimo, no olvidemos que todos somos eternos aprendices y al mismo tiempo maestros. Todos nos podemos ayudar, podemos compartir, podemos aprender y podemos enseñar. Deberemos de huir de los falsos profetas, de los iluminados, de aquellos que dicen saber y conocer, de las medallas y de los galardones. La clave está en conocernos a nosotros mismos, pulir nuestra piedra bruta para alcanzar nuestra perfección, y así poder ser mejores con nosotros mismos, con nuestros semejantes y poder colaborar en conseguir un mundo mejor.
¿De qué nos sirve el Conocimiento si no lo aplicamos a nuestra vida cotidiana?, desde el silencio, desde nuestro Ser Interior, seamos capaces de vivir en armonía con el medio, con respeto hacia la Naturaleza y hacia todo ser viviente, ¿Dónde pretendemos llegar?, ¿Qué objetivo queremos cumplir?.
A mayor Conocimiento, mayor responsabilidad tanto con nosotros mismos como con los demás, no pretendamos dar lecciones gratuitas, aprendamos a no juzgar a los demás, aprendamos a respetar, empezando por el respeto hacia nosotros mismos.
Aprendamos a amar al prójimo como a nosotros mismos, y no podemos amar aquello que no conocemos. La verdadera Sabiduría está escrita en nuestro corazón.
“Te advierto, quien quiera que fueres, Oh! Tú que deseas sondear los arcanos de la Naturaleza, que si no hallas dentro de ti mismo, aquello que buscas, tampoco podrás hallarlo fuera. Si tu ignoras las excelencias de tu propia casa, ¿Cómo pretendes encontrar otras excelencias?. En ti se halla oculto el tesoro de los tesoros. Oh! Hombre, conócete a ti mismo y conocerás al Universo y a los Dioses”. Frase Inscrita en el templo de Delphos
Fuente: templemenorca.blogspot.com