POR JENNIFER HOFFMAN
Nuestro libre albedrío nos permite elegir cualquier camino que deseemos para nuestra vida y lo hacemos todos los días con cada pensamiento, palabra y acción seamos conscientes de ello o no.
Dentro de las opciones de nuestro libre albedrío se encuentran las decisiones acerca de la frecuencia, vibración y tipo de energía que permitiremos entrar en nuestra vida y en la Tierra.
Y hay dos caminos diferentes para determinar cómo permitimos fluir esa energía dentro y fuera de nuestras vidas: podemos, o bien adecuarnos a la energía que nos rodea, o bien establecer fuertes límites y permanecer en las frecuencias que elegimos para nosotros mismos.
Un término más apropiado para libre albedrío es “consentimiento energético” porque es un proceso de permitir flujos de energía de acuerdo a dónde focalizamos nuestra intención y atención y, permitiendo que esas energías fluyan, lo cual hacemos no eligiendo otro nivel de energía, estamos aceptando su presencia.
Por eso, entender nuestro consentimiento energético es fundamental, debido a que, con cada pensamiento y elección, estamos creando un impacto energético exponencial para nosotros y para todos y para todo lo que nos rodea.
Cuando hablamos de flujos de energía y consentimiento debemos revisar intención y atención, porque ellas pueden orientar la energía en diferentes direcciones. Por ejemplo, yo puedo tener la intención de terminar de hacer algo, pero si mi atención está distraída por otra cosa, voy a tener la intención de hacer una cosa y voy a hacer otra.
¿Dónde fue a parar mi consentimiento energético? A cualquier cosa que haya captado mi atención, sin importar cuál era mi intención. Y permitiéndome estar distraída, inconcientemente di mi consentimiento energético a mi energía para que se adapte a aquello que captó mi atención y lo expanda.
Nuestra energía, entonces, fluye para ser guiada por nuestra atención más que por nuestra intención, especialmente cuando se trata de situaciones con emociones fuertes.
A menos que seamos concientes de cuan poderoso es nuestro consentimiento energético, permitiremos distracciones que dispersen nuestras energías, lo cual le quita poder a nuestra intención y mueve nuestra energía hacia situaciones que no nos sirven y crea flujos de energía que pueden ser inconsistentes con nuestro deseo de evolución y ascensión así como también con nuestro deseo de la presencia de paz, amor, alegría y abundancia en la Tierra y para la humanidad.
Yo quiero vivir en un mundo que fluya con frecuencias de energía amorosa, compasiva, comprensiva. ¿Y ustedes? Podemos crearlo con conciencia del consentimiento energético. Una cosa más, a menos que seamos concientes de cómo consentimos o aceptamos energía, nuestras energías son fácilmente manipuladas por las cosas que captan nuestra atención.
Terminamos la manipulación estableciendo clara y poderosamente qué vamos a consentir energéticamente, lo cual crea un contenedor más grande de energía para las energías que queremos y establece las barreras energéticas para limitar la presencia de las energías que no queremos.
El consentimiento energético es la manera en la que controlamos los flujos de energía que entran y salen de nuestras vidas y, como somos seres energéticos, saber cómo trabajar con energía se convierte en un camino para que podamos estar completamente alineados con nuestra intención para nuestra vida y para el mundo.
Cuando somos concientes del poder y del potencial de nuestro consentimiento energético, nos aseguramos de que nuestra atención e intención están totalmente alineadas, hay un camino claro para que la energía fluya a través de él, y tenemos un mayor control de nuestro movimiento entre realidades dimensionales. Nos estamos moviendo de un lado a otro, de 3 D a dimensiones más elevadas, creando brechas más grandes en la realidad que son más fáciles de recorrer cuando ponemos atención a lo que estamos consintiendo energéticamente, alineando nuestra intención y atención para convertirnos en contenedores de las frecuencias y vibraciones más elevadas posibles.
Cuanto más avanzamos en la evolución y ascensión, mayor es la responsabilidad que tenemos para manejar nuestros recursos energéticos. Y la forma en la que lo hacemos es a través del consentimiento energético.
Aquí hay un ejemplo de consentimiento energético que pueden usar para superar la manipulación energética, declarar su soberanía energética y reconocer su libre albedrío energético:
Ahora doy mi consentimiento energético para que las frecuencias y vibraciones más elevadas posibles estén presentes ahora en el planeta, en nuestro Sistema Solar, galaxia y universo.
Ahora doy mi consentimiento energético para ser llenado con la fuente de luz de las más elevadas frecuencias y vibraciones y expando esa luz y esas frecuencias y vibraciones a toda la humanidad.
Ahora doy mi consentimiento energético para ser un contenedor para la energía de las más elevadas frecuencias y vibraciones y para ser una fuente de esas energías para todos y para todo en todas partes.
Doy ahora mi consentimiento energético para la creación de un camino directo a la fuente de luz y energía para mí y para toda la humanidad y para la Tierra.
Doy ahora mi consentimiento energético para la creación de un camino directo a la fuente de luz y energía para mí y para toda la humanidad y para la Tierra.
Ahora doy mi consentimiento energético para la participación de todos los seres y energías a través del cosmos con las intenciones más elevadas para la humanidad, para asistirnos en la limpieza del planeta de todas las bajas energías y frecuencias cuyos propósitos, foco e intención está lastimando el corazón humano, espíritu y energía.
Ahora doy mi consentimiento energético para que la Tierra reciba continuamente luz y energía para superar, derrotar y liberar cualquiera y todas las energías que no estén en los propósitos más elevados para la humanidad y para el planeta.
Ahora doy mi consentimiento energético para que las frecuencias y vibraciones más elevadas posibles de energías de paz, alegría, amor y abundancia estén ahora disponibles como una constante, continua e ilimitada fuente para mí, para toda la humanidad, para todos los seres y formas de vida y para la Tierra.
Ahora doy mi consentimiento energético para que las frecuencias y vibraciones más elevadas posibles de energías de paz, alegría, amor y abundancia estén ahora disponibles como una constante, continua e ilimitada fuente para mí, para toda la humanidad, para todos los seres y formas de vida y para la Tierra.
Estamos rodeados de un basto mar de energía que contiene todas las posibles frecuencias que podemos encarnar o a las que podemos aspirar y muchas que no podemos o que no querríamos. Pero están todas allí y, para que cualquiera de ellas pueda estar presente, debemos aprobarlas, lo cual las expande a nuestras vidas, a la vida de los demás y al planeta. Así es como utilizamos nuestro libre albedrío, aceptamos estar alineados con ciertas energías.
Si queremos cambiar la energía de cualquier situación o realidad personal, individual o colectiva, tenemos que cambiar aquello a lo que le damos nuestro consentimiento energético. Y cuando juntos aceptamos la presencia de energías, empoderamos a la energía en la que y con la que queremos vivir, y así es como creamos el cielo en la Tierra.
Por Jennifer Hoffman