Estimado Aspirante a la Quinta Dimensión. Existe una Hermandad Invisible conocida con el nombre de "Los Misioneros de Cristo". Estos Seres de Luz te enseñarán con lujo de detalles a leer tu subconsciente. Esta mente misteriosa se te revelará claramente, permitiéndote analizar cada cuadro mental, símbolo, o palabras que aparezcan ante tí.
Tu realidad es subconsciente. Tu pequeña mente consciente sabe muy poco, pero te permitirá conocer el pensamiento de tu mente más profunda.
Te pondré un ejemplo claro. Suponte que estás sentado en tu habitación sin hacer nada especial, simplemente recibes el mundo exterior con sus colores, objetos, y sonidos. De repente, y de la nada, aparece en tu mente un recuerdo, una persona, o cualquier otra imágen. Crées que esto es casual? De ninguna manera. Tu subconsciente te está enviando una señal para que la tengas en cuenta.
Si se trata de una persona, tómate el tiempo para pensar porqué aparece en tu mente. Está tratando de invadir tu campo energético? se trata de alguien del pasado que desea decirte algo?
Analiza el evento con calma y algo descubrirás.
Llegará pronto el día en que sabrás a cada instante que es lo que está pensando tu subconsciente. Conocer este universo interno es vital para tu progreso espiritual. Tus maestros en esta tarea serán los Misioneros de Cristo.
Casi todas las personas son presas del "automatismo psicológico". Esto es una desventaja, pues la vida transcurre para ellas en una gran inconsciencia.
Tu subconsciente encierra luces y sombras. Es urgente que lo conozcas para poder obtener tu sanación integral.
La precitada Hermandad Invisible tiene el Código Sagrado 846. Cuando uses este Número con constancia, tu subconsciente se revelará ante tí como un libro abierto y dejará de ser el gran desconocido.
Me alegro por tí, y deseo que pienses en lo que te estoy revelando. Saber como se está expresando tu subconsciente a cada momento es un verdadero regalo del Cielo.
Yo Soy Uriel, aquel que te enseña a meditar en tu sagrado destino y te ama sin medida."
Canalizado por José Gabriel Agesta.
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